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Wednesday, 1 June 2011

Comprender la guerra de Libia (3/3), Michel Collon

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En cada guerra siempre es lo mismo. Al principio, es casi imposible oponerse. El machaqueo mediático es tal que inmediatamente se te cataloga como cómplice de un monstruo. Después de un tiempo, cuando llegan los ‘errores’, los muertos civiles, los fracasos militares y las revelaciones sobre ‘nuestros amigos’, el debate termina al final por abrirse. Pero al principio es muy duro.
La batalla de la información, es la clave. Y esta batalla no puede llevarse a cabo más que por cada uno de nosotros, donde estemos, en función de las personas con las que nos encontremos, escuchando bien lo que les influencia, verificando la información con ellos, pacientemente… Para llevar eficazmente este debate, es muy importante estudiar la experiencia de la desinformación en las guerras precedentes.

Los 5 principios de la propaganda de guerra aplicados a Libia

Esta experiencia, lo hemos resumido en los « cinco principios de la propaganda de guerra », expuestos en nuestro libro Israel, parlons-en ! En cada guerra, los medios quieren persuadirnos de que nuestros gobiernos está obrando bien y para ello aplican estos cinco principios :
1. Ocultar los intereses económicos.
2. Invertir la víctima y el agresor.
3. Ocultar la historia.
4. Demonizar.
5. Monopolizar la información.

Estos cinco principios se han vuelto a aplicar contra Libia ; ya nos dimos cuenta en las páginas precedentes. Para terminar, llamamos la atención sobre el cuarto : la demonización del adversario. Los guerreristas siempre tienen que persuadir a la opinión de que ellos no actúan para obtener ventajas económicas o estratégicas, sino para eliminar una grave amenaza. En cada guerra, desde hace decenios, el dirigente contrario ha sido siempre presentado como cruel, inmoral y peligroso, con las peores descripciones de sus atrocidades. Más tarde, muchos de esos relatos, a veces todos, se van deshinchando ; pero no importa, ya hicieron su labor : manipular la emoción del público para impedirle analizar los intereses que están realmente en juego. Imposible ya volver atrás.

No hemos tenido los medios para estar presentes en Libia. Pero estuvimos en Yugoslavia, bajo las bombas de la OTAN, y pudimos constatar, y probar, que la OTAN había mentido sistemáticamente [2]. Lo constatamos también en Iraq. En cuanto a Libia, la cosa se parece mucho, pero hasta ahora no hemos tenido los medios para proceder a contrastar las informaciones presentadas. Nuestro equipo de Investig’Acttion no tiene los medios necesarios. Pero varios observadores ya han detectado muchos indicios de desinformación. Por ejemplo, los “seis mil muertos supuestamente víctimas de los bombardeos de Gadafi sobre la población civil”. ¿Dónde están las imágenes ? ¿No había ninguna cámara, ningún teléfono móvil allí ,como los hubo en Gaza, en la plaza Tahrir, en Túnez o en Bahréin ? Ninguna prueba, ningún testimonio fiable, desmentidos de los satélites rusos o de los observadores de la UE, y sin embargo, la información se cerró en banda incansablemente y ya nadie se atreve a contradecirla so pena de ser tachado de ‘complicidad’.

En una guerra civil no es hacer filtiré, y esto es cierto por ambas partes. Una información parcial siempre intentará hacernos creer que las atrocidades se cometen de solo un lado y por tanto hay que apoyar al otro. Pero conviene ser prudentes sobre este tipo de relatos.

¿Quién nos informa ?

Una cosa que hay que mostrar…. Es que la demonización no cae del cielo. Es difundida por medios que toman partido, a menudo sin decirlo. Sin embargo, es la primera pregunta que debería hacerse en una guerra ¿me han dejado escuchar a la otra parte ?

¿Por qué en Europa y en EE UU los medios están todos de acuerdo sobre Gadafi ? Y ¿por qué en América latina, en África, en Rusia, se denuncia por el contrario una nueva cruzada imperialista ? ¿Se equivocan todos estos ? ¿Son los occidentales los que saben mejor todo lo que pasa ? ¿O es más bien que cada cual está influenciado por sus medios ? Entonces ¿debemos seguir ciegamente a nuestros medios, o contrastarlos ?

Estamos siendo abundantemente saturados sobre los aspectos negativos de Gadafi. Pero ¿se nos ha informado de sus aspectos positivos ? ¿Quién nos ha informado de su ayuda a los proyectos de desarrollo africano ? ¿Quién nos ha dicho que Libia conoce, según las instituciones internacionales, el más alto ‘índice de desarrollo humano’ de toda África, muy lejos de los favoritos del Oeste como Egipto o Túnez ? Esperanza de vida, 74 años ; analfabetismo reducido al 5% ; presupuesto en educación, el 2% del PIB y el de defensa, el 1,1%.

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Distinguir dos cuestiones diferentes

Hay mucha intimidación intelectual en el debate sobre Libia. Si denuncias la guerra contra Libia, se te acusa de todo lo que ha hecho Gadafi. Pues no. Hay que distinguir dos problemas muy distintos.

Por una parte, los libios tienen absolutamente el derecho de elegir a sus dirigentes y de cambiarlos por los medios que ellos consideren necesarios. ¡Los libios ! No Obama, ni Sarkozy. Después de hacer una separación de las acusaciones contra Gadafi, lo que está verdaderamente atestiguado y lo que es más bien propaganda interesada, un progresista puede perfectamente desear que los libios tengan un dirigente mejor.

Por otra parte, cuando Libia es atacada porque unos piratas quieren dar un golpe de mano en su petróleo, sus reservas financieras y su posición estratégica, entonces hay que decir que el pueblo libio va a sufrir aun más bajo el poder de estos piratas y sus marionetas. Libia perderá su petróleo, sus empresas, las reservas de su banco nacional, sus servicios sociales y su dignidad. El neoliberalismo le aplicará sus sucias recetas que han hundido ya a tantos otros pueblos en la miseria.

Ahora bien, un ‘buen dirigente’ nunca llega sino en las maletas de los invasores y a golpe de bombas. Es lo que EE UU llevó a Iraq, un Al-Maliki y un pequeño grupo de corruptos que venden su país a las multinacionales. En Iraq ya tienen la democracia, pero además han perdido el petróleo, la electricidad, el agua, las escuelas y todo lo que permite una vida digna. Es lo que EE UU llevó a Afganistán, un Karzai que reina sobre nada, si acaso sobre un barrio de Kabul, mientras que las bombas USA machacan aldeas, fiestas de bodas, escuelas y el comercio de la droga está más boyante que nunca.

Los dirigentes que se impusieran en Libia mediante las bombas occidentales, serán aun peores que Gadafi. Por lo tanto, hay que apoyar al gobierno legal libio cuando se resiste a lo que es una auténtica agresión neocolonial. Porque todas las soluciones previstas por Washington y sus aliados son malas : sea el derrocamiento o el asesinato de Gadafi, sea la escisión del país en dos o la ‘somalización’, es decir, una guerra civil de baja intensidad y larga duración. Todas estas soluciones traerán sufrimiento a las poblaciones.

La única solución de interés para los libios es la negociación, con mediadores internacionales desinteresados que no sean parte del conflicto, como Lula. Un buen acuerdo implica el respeto de la soberanía libia, el mantenimiento de la unidad del país, la preparación de las reformas para la democracia y poner fin a las discriminaciones regionales.

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