Desde que regresó de Washington, Reyna Luisa se ha encerrado en su casa y rehúsa hablar con la prensa ni ha comentado las declaraciones de su hijo.
Algunos exiliados, que se sienten avergonzados por la situación, han hecho llamados a la comunidad a que ayude a la familia y le busque empleo, para no ha habido una respuesta concreta.
En las emisoras de radio locales, habitual termómetro del pensamiento exiliado, las críticas también son inmensas. Aunque están divididas.
Hay oyentes que piden que se ayude a la familia y hacen llamado a los hombres de negocios de la ciudad que les ofrezcan un empleo. Pero hay otros radioescuchas que creen que la familia debía hacer más esfuerzos para conseguir empleos y los acusan de "desagradecidos" por las ayudas recibidas.
El caso de los Zapata Tamayo recuerda otro sucedido en los años 90, cuando llegó a Miami la opositora cubana Paula Valiente, la primera negra conocida por pregar contra el Gobierno cubano en las iglesias de la isla.
Valiente estuvo en el candelero durante unos meses, pero después dejó de aparecer en la radio y la televisión locales, y comenzó a criticar a los exiliados por dejar de ayudarla. Se rumorea de que ha vuelto a Cuba, pero no se sabe cuándo.
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Rui Ferreira | Miami
Actualizado martes 26/07/2011 19:41 horas
La familia de Orlando Zapata Tamayo, el opositor que falleció el año pasado en Cuba al cabo de una huelga de hambre de 85 días, se encuentra a punto de vivir en la indigencia en Miami.
"Yo no como política... yo quiero un trabajo", fue el grito de alarma de Rogelio Zapata Tamayo, quejándose de que casi dos meses después que llegó a Miami, todavía no ha encontrado trabajo y las perspectivas de lograrlo no son animadoras.
La familia Zapata Tamayo, compuesta por trece personas, incluyendo Reyna Luisa Tamayo, madre del cubano fallecido - llegó a Miami a inicios de junio donde fue acogida por el Comité Internacional de Rescate, el cual alquiló tres apartamentos, les entregó ayuda alimentaria, ropa, electrodomésticos y ayuda monetaria, para rehacer sus vidas.
Aunque, inicialmente se indicó que la ayuda era por seis meses, Rogelio Zapata, de 42 años, dijo en un canal de televisión de Miami, que realmente era sólo por tres, los cuales se cumplen a fines de agosto.
Pasado ese plazo, la familia Zapata tiene que asumir sus propios gastos para los cuales no cuentan con recursos. El alquiler de cada apartamento cuesta más de 1.200 dólares y no incluye ni el agua o la electricidad.
Tras la muerte de Zapata Tamayo en febrero del 2010, su madre Reyna Luisa, luchó en Cuba por viajar a Miami, con las cenizas de su hijo, al tiempo que indicó a medios de comunicación de Florida que, una vez en la ciudad, tendría el apoyo de la comunidad cubana exiliada.
Incluso, afirmó que le prometieron una estatua para colocar las cenizas de su hijo, las cuales han terminado en el pabellón funerario de laBrigada 2506, la misma que invadió a Cuba en abril de 1961 con apoyo de Estados Unidos.
'Todo esto ha sido un engaño'
Pero ahora, Rogelio Zapata se queja de que, en realidad, lo sucedido entorno a su familia, ha sido un "engaño".
"Todo se vuelve política. Yo no como política, yo no siembro política. Lo que yo viví en Cuba ya lo hice en Cuba [...]. Mi objetivo principal aquí es trabajar", afirmó Rogelio Zapata.
"Todo esto ha sido un engaño y toda una mentira. Desde que nosotros llegamos nos dijeron una cosa, después nos dijeron otra y, al fin y al cabo, la verdad tú no sabes ni dónde está", agregó, en una entrevista al canal 'GenTv'.
Rogelio indicó que no piensa volver a Cuba sino que quiere afincarse y trabajar en Miami, en "lo que sea".
La familia fue recibida en el aeropuerto por una pequeña manifestación de exiliados, activistas y políticos. En las primeras semanas dieron un par de ruedas de prensa, entrevistas en televisión e, incluso, Reyna Luisa y su esposo fueron recibidos en Washington por congresistas y senadores cubano-americanos en Washington.
Recibieron donaciones
Algunos exiliados, hicieron donaciones para ayudarlos, como ropa y muebles e incluso dinero. Pero ahora, las ayudas se están acabando porque cada día se escucha hablar menos del asentamiento de la familia Zapata Tamayo en el sur de Florida, donde la tasa de desempleo es del 11%.
Rogelio Zapata aseguró que ha hecho innumerables gestiones para encontrar trabajo pero no han dado resultados. Desde que se compró una bicicleta por 105 dólares, no ha dejado de recoger los vecindarios del barrio donde vive, en busca de trabajo. Pero sin éxito.
"Yo me meto, 20, 30, 40 kilómetros al día dando pedal. Me conozco todo esto por ahí para arriba. Yo donde quiera que veo cualquier cosa, yo me paro y pregunto y ¡nada!", aseguró. Hasta el momento, ninguno de sus hermanos ni su madre o su esposo, tienen trabajo.
Reyna Luisa no sale de casa
Desde que regresó de Washington, Reyna Luisa se ha encerrado en su casa y rehúsa hablar con la prensa ni ha comentado las declaraciones de su hijo.
Algunos exiliados, que se sienten avergonzados por la situación, han hecho llamados a la comunidad a que ayude a la familia y le busque empleo, para no ha habido una respuesta concreta.
En las emisoras de radio locales, habitual termómetro del pensamiento exiliado, las críticas también son inmensas. Aunque están divididas.
Hay oyentes que piden que se ayude a la familia y hacen llamado a los hombres de negocios de la ciudad que les ofrezcan un empleo. Pero hay otros radioescuchas que creen que la familia debía hacer más esfuerzos para conseguir empleos y los acusan de "desagradecidos" por las ayudas recibidas.
El caso de los Zapata Tamayo recuerda otro sucedido en los años 90, cuando llegó a Miami la opositora cubana Paula Valiente, la primera negra conocida por pregar contra el Gobierno cubano en las iglesias de la isla.
Valiente estuvo en el candelero durante unos meses, pero después dejó de aparecer en la radio y la televisión locales, y comenzó a criticar a los exiliados por dejar de ayudarla. Se rumorea de que ha vuelto a Cuba, pero no se sabe cuándo.
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