¿Quién sigue después de Libia?…
¿Venezuela?, ¿Siria?, ¿Corea del Norte?, ¿Bolivia?, ¿Nicaragua?, ¿Ecuador?, ¿quién seguirá??. El imperio se hunde en una orgía de sangre.
Seis meses masacrando al pueblo libio obscena y sanguinariamente en un desenfreno de locura y rencor.
El imperio ávido de latrocinio, piratería, venganza y pillaje se desmorona en su pudrición. El signo de la muerte como argumento de la mano civilizadora del imperialismo.
La fuerza del hierro imponiendo el infierno aterrador del arrasamiento, la demolición de todo lo que está en pie y la carnicería humana en una apología salvaje al poder de la los sórdidos dioses del Olimpo. Esos fatuos y criminales “cruzados” de la OTAN.
El ejercicio del “poder inteligente” de la diplomacia de la tiranía mundial autoglorificados y ensoberbecidos, al estilo de la halcona de Washington Hilary Clinton, actuando con la impunidad más indignante y injuriosa para imponer sus decretos y ordenamientos abusivos y nauseabundos.
El despotismo de la barbarie certificado en las jurisprudencias fundadas por la alcurnia mundial, desbocada de arrogancia, creyéndose poseedora de la verdad absoluta y de la bendición divina para descargar su omnipotencia en la tierra. Entiéndase jurisdicciones como la ONU, La Unión Europea, La OEA, El Consejo de Seguridad. La Comisión Internacional de Derechos Humanos, La Corte de la Haya , etc.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) convertida en el jurado de los ungidos, que es decir las superpotencias neocoloniales, con báculo y corona para regir a chasquido de látigo, con edictos, sanciones, amenazas, bloqueos, zonas de excepción aérea, la intimidación militar, las invasiones, el bombardeo y el genocidio legalizado.
Es el llamado “Consejo de Seguridad de la ONU” un degolladero de Estados Soberanos. Han erigido un cadalso medieval para castigar a los gobernantes y pueblos que hayan tenido la osadía de proclamar su independencia, soberanía, su vocación anticolonial y antiimperialista y emprender proyectos “exóticos” como la vía de transición al socialismo.
Guillotinan las aspiraciones de los pueblos a ser libres con el terror y la provocación. El terrorismo de Estado se esgrime arteramente contra líderes, movimientos populares, rebeliones y revoluciones arremetiendo con correrías armadas, conjuraciones, asesinatos y un repertorio, con todo tipo de imaginaciones despiadadas, compilado en laboratorios tenebrosos del Departamento de Estado, El Pentágono, en los cuarteles de la OTAN y el Sionismo, y en los recintos de los servicios secretos de las sacrosantas potencias que conforman el eje cavernario del dominio global.
Extermino masivo, devastación de la vida, el gemido del dolor de infantes aterrados por el estrépito depredador de las bombas, por la mutilación, por el estropicio. Esa es la imagen imperante en Trípoli y en otras ciudades libias hoy. La ONU ha refrendado una invasión mercenaria, ha legitimado la violación del derecho a la autodeterminación de las naciones, ha legalizado la liquidación de la soberanía del pueblo libio, ha facultado el complot contra el Estado independiente de Libia y su genuino gobernante Muhammad Al Gadaffi.
El “Consejo de Seguridad” de la ONU, brutal y mefítico clan de conciliábulos e intrigas imperialistas, camarilla consagrada por la oligarquía imperial para la protección de los intereses del capital transnacional, de los amos de la guerra y de las mafias traficantes y financiero –especuladoras, se ha hecho eco del oscurantista e ignominioso legado nazi-fascista.
Ha profanado los principios de la Declaración Universal de los derechos fundamentales de la humanidad, mancillado la misma carta de la ONU y pisoteado todas las convenciones que protegen derechos inalienables de niños, niñas, hombres y mujeres; ciudadanos del mundo y, los derechos a la autodeterminación de las naciones y la soberanía pueblos del planeta.
Hoy Libia soberana libra con valentía y decoro una batalla decisiva por su dignidad y soberanía liderada por el gobierno de Gadaffi, único y legítimo representante del pueblo libio.
Dicha batalla es aleccionadora para los pueblos de África, Asia y Latinoamérica especialmente. El unilateralismo de las superpotencias de la Unión Europea y Estados Unidos, su arbitrariedad y tropelía, la cobardía de gobiernos y bloques regionales que no han tenido la honradez y dignidad para salirle al frente a tanta demencia e impunidad, la legalización vía ONU, de los métodos encubiertos, el terrorismo de Estado, las agresiones mercenarias, el libertinaje político es ahora, un obús que apunta al corazón de los pueblos.
El reconocimiento que Obama -Flamante premio Nobel de la “Paz”- Ban-ki moon, Secretario General de la ONU y los rutilantes presidentes, cancilleres o Primeros Ministros de Europa han hecho de los supuestos “rebeldes” que han asaltado Libia y que no son otra cosa que grotescos forajidos pagados para el asesinato a sueldo, así como el chantaje de la mentira y el terrorismo de bandoleros, criminales y torturadores, se ha tornado en un peligro que asecha la seguridad, libertad y soberanía de todos los Estados que enarbolan las banderas de la independencia y la autodeterminación.
Téngase bien claro el panorama: en Libia no se libra una guerra civil, ya que nunca hubo una oposición congruente políticamente y con algún proyecto coherente que mereciera respeto y atención por su pueblo. Menos aún, organizaciones populares y políticas que arguyeran propuestas que impulsaran la profundización del cambio social, a las cuales se les dignara la denominación de revolucionarias, subversivas o rebeldes.
Libia ha sido agredida, en un acto de cobardía sin precedentes, por la fuerza más descomunal y destructiva de la historia, una fuerza retardataria, decadente, facinerosa; se perpetró una invasión de bandas y facciones de trogloditas y saqueadores pagados y entrenados para asesinar, para luego resultar siendo amparados por los aviones, los buques, las bombas y los cohetes mortíferos de la OTAN, ante lo cual el Estado y el pueblo libio han resistido en una guerra de resistencia y defensa en pleno derecho.
El Compañero Fidel Castro Ruz había pronosticado el aceleramiento de las condiciones para una guerra generalizada, impulsada por el imperialismo. Insistió en varios artículos afirmando que la misma tendría como escenario geoestratégico el Golfo Pérsico y el Mediterráneo; también la Península de Corea. Con toda certeza el mundo está inmerso en esa guerra, porque, además de Libia, ya se combate en Siria y están involucrados países caucásicos como Afganistán y Paquistán, además de la conflagración de Irak y el Kurdistán, así como en Sudán y Nigeria.
La República Islámica de Irán está bajo amenaza y no son escasas las provocaciones, además de incursiones ejecutadas por comandos de grupos especiales de las marinas y otras dotaciones de unidades especiales de Israel, EE.UU. y la OTAN.
En los planes sediciosos y de guerra de ocupación y contrarrevolucionaria del imperialismo está Siria, sobre la cual ya empezaron la desestabilización, la creación de la masa crítica para la manipulación por los medios electrónicos de comunicación, los actos terroristas por medio de mercenarios y las sanciones de la ONU. Ya Tienen el Gobierno de Bachar al- Assad en la mira, para disparar.
Pero, todo no queda ahí: los procesos revolucionarios de América Latina y el Caribe deben estar ojo avizor. Especialmente la Revolución Cubana y Bolivariana de Venezuela, sin que “duerman el sueño de los justos” Bolivia y Ecuador.
De ahí, que la percepción justa, la coherencia política y el espíritu de solidaridad debe ponernos con más firmeza que nunca al lado del pueblo libio en resistencia. Ese pueblo tesonero, humilde, sincero, que no ha abandonado a su líder Muhammad Gadaffi, valiente y leal a su pueblo y su proyecto revolucionario y, junto a él, los corajudos y nobles hijos, singularmente Saif-Al Islam y Saif- Al Ibrahim que han sabido estar con el fusil terciado y la frente en alto en las trincheras.
La esperanza de los pueblos humildes de África, Latinoamérica, El Caribe, Asia y la misma Europa dependen en mucho, en las actuales batallas frente a la opresión, el atropello, y las guerras de rapiña del imperialismo, por la libertad, la emancipación definitiva y el socialismo, de la derrota de la OTAN y el imperio en Libia.
Las Naciones Unidas, El Consejo de Seguridad, La Unión Europea, el Neocolonialismo, el capitalismo, están en bancarrota definitiva, sería oportuno sugerir iniciativas para el cerco, el mecateo, la indignación global y empujarlos a la tumba que irremediablemente ellos mismos están cavando.
No te entregues corazón de pueblo, no te entregues, Libia. Los únicos vencidos son los que no luchan. Libia revolucionaria y soberana vencerá, los “revolucionarios” de Obama, los “rebeldes” de la OTAN, serán repelidos y los planes coloniales y de esclavitud del imperio serán enterrados, junto a la guerra, la agresión, el intervencionismo y la muerte en abismos del desierto, para siempre.
¡El imperialismo, la impunidad, la ocupación, la ONU y la OTAN no pasarán! La vida, el socialismo y la paz triunfarán.
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